Tejidos protectores en las plantas
Como los seres humanos, las plantas necesitan protegerse, ya sea del frío, del exceso de calor o del daño que les pueda provocar el roce con otra planta o con algún animal. Así, las células se organizan formando el tejido protector. Éste puede ubicarse en los órganos aéreos (el tallo, las hojas, las flores, los frutos y las semillas), o en las raíces. En el primer caso, este tejido se llama epidermis en el segundo, rizodermis. Estos tejidos están presentes cubriendo todo el vegetal y diferenciándose de acuerdo al órgano en el que se encuentran. La epidermis se caracteriza por presentar, hacia el lado que mira al exterior, células con una pared celular de mayor grosor. Este engrosamiento está dado por la cutina, que forma la cutícula externa de la epidermis. La cutícula protege a la planta de la des- hidratación, reduciendo la evaporación del agua, y le da un aspecto lustroso, como sucede con la superficie de una manzana; asimismo, es impermeable, es decir, impide el paso de cualquier sustancia a través de ella. La rizodermis no tiene cutina, pues su función principales la de permitir el paso del agua desde el exterior. Tal es así que desarrolla unos pelos muy finos, llamados pelos absorbentes, que aumentan la superficie de absorción.
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